La huelga general que realizó este miércoles la Confederación General de Trabajadores de Portugal (CGTP comunista) y la Unión General de Trabajadores (UGT, socialista) registró un seguimiento récord y afectó especialmente al sector de los transportes, según datos de los sindicatos.
La manifestación fue la primera convocada en 22 años por los dos grandes sindicatos lusos, CGTP y la UGT a fin de provocar un cambio en la política de austeridad por parte del gobierno, reseñó AFP.
Según el gobierno portugués los recortes son necesarios para evitar la bancarrota del endeudado país.
La CGTP y la UGT subrayaron la ausencia de transporte, actividad en los puertos y aeropuertos, así como la paralización de los tribunales, la enseñanza, el sector público y los servicios municipales, quienes se unieron a la manifestación.
“El paro es un claro rechazo de los trabajadores a las medidas de ajuste aprobadas por el gobierno del primer ministro, José Sócrates, con las que pretende reducir el déficit del país hasta 4.6% en 2011”, aseguraron los trabajadores de la CGTP.
Sin embargo, la ministra de Trabajo, Elena André, manifestó que no deseaba entrar en una “guerra de cifras” con los sindicalistas con respecto al número de sectores que acataron el paro y se felicitó por la ausencia de incidentes relevantes.
El secretario de Estado de la Administración Pública, Goncalo Castilho, señaló que en la enseñanza cerraron 31.5% de los centros y en la sanidad paró 38.5% de los trabajadores.
Según la ministra, el sector más afectado fue el transporte aéreo, con cancelaciones en la mayoría de los vuelos que tenían previsto partir o aterrizar los aeropuertos lusos, a excepción de algunas conexiones.
Asimismo, la huelga también afectó severamente los transportes públicos, especialmente en Lisboa, donde se hicieron largas filas de usuarios.
La reacción de los sindicatos se debió al rechazo de los planes del gobierno de implementar un recorte de gastos y un aumento de impuestos para ahorrar 6.850 millones de dólares.
El parlamento portugués se apresta a votar en forma definitiva este viernes un presupuesto de austeridad sin precedentes para recortar el déficit de 7,3% al 4,6% del PBI. El plan incluye baja de salarios, incremento de impuestos y merma de prestaciones sociales.